Una de las participantes, en su conferencia de F. Kahlo |
Hoy es el primer jueves del mes en curso, 9:15 Horas en el Familienzentrum de Henstedt-Ulzburg, una comunidad en las cercanías de Hamburgo. Aquí se reúnen alrededor de veinte mujeres cada mes para desayunar juntas. El ambiente es desenfadado e informal. Van llegando poco a poco y al verse se saludan con familiariedad, como si se conocieran de mucho tiempo atrás. Cada una trae algún aporte culinario salido con esmero de su cocina o comprado al vuelo en la panadería, lo importante es tener algo que poner en la mesa para compartirlo con las otras chicas.
Estas mujeres tienen un origen muy diverso, algunas llegaron de un país lejano y otras nacieron aquí. Algunas son madres, otras son abuelas y alguna que otra bisabuela. Qué tienen en común estas señoras?
Sencillo: El idioma. Todas estas mujeres hablan español, para la mayoría es su lengua materna y para otras es una lengua que adquierieron durante una estancia en algún país hispano.
La mayoría de estas mujeres viven en Alemania desde hace muchos años , incluso décadas. Son personas que hablan alemán sin ningún problema y que están perfectamente integradas a la sociedad. Sin embargo, buscan en el grupo lo que en el ir y venir cotidiano no encuentran: la calidez de la lengua materna y el poder hablar con personas que al igual que ellas, tiene una experiencia de migración directa o indirecta.
Uno de los reportajes de los periodicos locales |
En el grupo se cuentan chistes, se discuten opiniones, se presentan temas, se cantan rancheras, se baila flamenco, se organizan festejos, se come delicioso, pero sobre todo se le da énfasis al aspecto de convivencia, de conocer la escencia de la otra, de escuchar diferentes formas de opinión. Es un grupo en el que impera la buena vibra y la carcajada fácil.
Este punto de encuentro surgió hace poco más de un año, en noviembre de 2010. Al ver que existían grupos y encuentros de mujeres con diferentes perfiles y fines - católicos, migrantes, etc- pero no existía al menos en mi comunidad algún grupo que tuviera al español como lengua de base.
La idea tintineó en mi cabeza: Y por qué no organizas un desayuno en español? Por qué no?
Pregunté en el Centro Familiar donde realizaba mis cursos de español para niños si habría un salón disponible, de inmediato la respuesta fué positiva y nos asignaron un salón que podríamos usar sin ningún costo y hasta nos invitarían el café todos los meses. Teniendo el local asegurado, ahora me faltaban las participantes y me dirigí al periódico local para ver si algun periodista querría escribir un artículo acerca de una mexicana medio loca y risueña que pretendía reunirse con otras mujeres que hablaran el mismo idioma y que vivieran en las cercanías, punto más, punto menos.
Conocí ahi a Isabell Pantel, una periodista admiradora de la cultura latina, y que actualmente vive en Perú - otra migrante por amor- , quien con mucho oficio escribió un artículo muy interesante invitando a todas las mujeres quienes tuvieran como lengua materna el español a participar de un desayuno por mes, sin distinciones de edad ni nacionalidad. Para mi sorpresa, se reportaron más de 15 mujeres oriundas de todos los países de América Latina, España y claro también de Alemania, con edades que iban desde los veinte hasta los setenta.
Hoy a casi 18 meses de ese primer encuentro, nuestro grupo ha crecido y estamos más unidas. Más del 80% de sus miembros son participantes regulares. Se han desarrollado nuevas amistades y hemos aprendido una de la experiencia de la otra. Hemos pasado ratos emotivos, divertidos, reflexivos y de comunión que nos han enriquecido como personas y especialmente como mujeres. Hemos aprendido a ver las fortalezas de cada una y a ver también lo extraordinario que reside en cada una de nosotras.
Esta es una de las ideas en mi vida que ha dado los mejores y más positivos frutos. Invierto mes a mes un poquitín de tiempo en la organización y recibo cariño y energía positiva a raudales de mis "chicas guapas", que es como les llamo cariñosamente en nuestros comunicados.
Regreso de cada encuentro con una sonrisa, relajada y de excelente humor. Mi lengua materna y el contacto con estas mujeres hermosas nutre mi escencia.