Grandes esperanzas...

Esta entrada de hoy no tiene nada que ver con la magistralmente escrita  novela de Charles Dickens.  Este post tiene que ver con las aspiraciones y exigencias a las cuales nos vemos sometidos diariamente, desde que nos levantamos para acudir a trabajar. E
l jefe tiene ciertas expectativas con respecto a nuestro trabajo. Èl tiene el derecho de esperar productividad y compromiso de parte del empleado. Por ello paga un sueldo.  El colega espera de nosotros cooperación y buena actitud para trabajar en equipo. El empleado de limpieza espera que no hagamos mucho desorden en nuestro lugar de trabajo.

Nuestra pareja espera que seamos comprensivos, amables y complacientes. Nuestros amigos,  que estemos pendientes de ellos y que los acompañemos a lo largo de su vida. nuestros hijo, que seamos accesibles y que cuidemos de ellos, que los escuchemos  y que estemos siempre ahí para ellos - entre muchas otras cosas- ...La lista de expectativas creadas en torno a nuestra persona puede ser interminable.

Estas ideas no son creadas por nosotros mismos, sino vienen de la visión de la sociedad o de los ideales de las otras personas, sus patrones y su visión de como debe ser un padre, una madre, un jefe, un amigo, una vecina. Todos tenemos estos patrones implantados en nuestra psique, seamos conscientes o no de ello.

Podemos ser nosotros o ceder a complacer a los demás. Como adultos estamos en posición de decidir esto, sin embargo raramente somos conscientes de todo este juego emocional.

Ahora, qué pasa cuando estas expectativas se imponen a los hijos?  La infancia ha pasado a complicarse demasiado, -como muchas otras cosas-.Antes bastaba con ir a la escuela, sacar notas acordes con la capacidad de uno, contribuír y ayudar en la casa o negocio y  listo. Hoy tanto los niños como los padres se enfrentan a nuevos retos. Ya no basta con sacar buenas calificaciones, sino que vamos por la excelencia, o sea el máximo grado posible. No basta con hacer los deberes y pasar las tardes jugando con el vecino o amiguitos, sino que hay que tener 2,3,4 o 5 actividades en las tardes y actividades de ocio y destacar en cada una de ellas.

No es raro que haya niños que TODAS las tardes están ocupados porque tienen clases extras y actividades extraescolares.  El espectro es muy variado:clases de apoyo para regularizarlos, en caso de que no vayan bien en alguna asignatura; pasatiempos como clases de música, deporte,arte, cultura  clases de estimulación para los que ya son demasiado excelentes -no sea que se aburran en clase - y muchas otras actividades.

Además del tiempo que los niños invierten en estas actividades, hay que sumarle el tiempo de traslados, preparación, etc. y el estres relacionado con llegar a tiempo, recogerlos a tiempo, hacer los deberes. Y a ello también hay que agregarle que algunos  padres esperan RESULTADOS excelentes de una actividad que en realidad deberia de ser un pasatiempo.

Hace unos días, la madre de Maximilian  se quejaba amargamente de que el equipo de futbol de su hijo ya no estaba entrenando al mismo ritmo y  con el mismo entusiasmo, que había fallas por parte del entrenador  y que por ello este año seria dificil e improbable coronarse campeones, como cada año. Ella no sólo espera que su hijo de nueve años entrene tres veces por semana, y juegue los domingos, sino que también espera que gane el campeonato. Si eso no sucede, ella está considerando exigir un cambio de entrenador o cambiar a su hijo de equipo, claro está, con los ganadores. Ella espera que el hijo pueda jugar algún día en la  liga nacional.

El padre de Johana espera que su hija avance en las clases de violín, que practique todos los días, hasta que logre brillar en una orquesta y le  toque sus piezas  favoritas. "Para que al fin valga la pena todo los que estamos invirtiendo en las clases ".

A veces sucede que los niños no tienen interés alguno en esas clases. Somos nosotros los padres quienes deseamos vernos reflejados en nuestros hijos y en su desempeño. 

Hasta qué punto puede un hobby ser sólo un hobby? Algo que me gusta, me llena, me relaja y ante lo cual no tengo ninguna expectativa. No tengo que ser bueno, inteligente, divertido, sólo tengo que dejarlo fluír.  Cuando dejó el hobby de serlo y ahora es valorado y calificado? Cuándo se convierte en una exigencia más?

La sociedad alemana está fuertemente orientada al desempeño. Ellos no están siendo educados para participar, sino para ganar, para estar en los primeros sitios siempre. Esto no es malo, es precisamente lo que les lleva a ser líderes en muchas áreas. Un alemán nunca estará contento cuando su selección juegue y empate. Eso es para ellos una derrota, porque van por todo. Son una cultura disciplinada y orientada a objetivos.

Sin embargo,  no es raro que cada día hay más y más  personas que sufren del llamado Burn Out , una condición generada del stress. Entre sus efectos más comunes están los ataques de pánico, insommio, taquicardias, falta de concentración, angustias, ataques de nervios, tinitus, dolores de estómago. Son como una luz de bengala que brilló intensamente durante un periodo determinado, acabándosele todo su combustible y ahora están quemados, vacíos.

No me malinterpreten, no estoy llamando al conformismo mediocre. Estoy llamando al conformismo que reconoce que lo hecho está bien hecho y que no necesita ser excelente o el non plus ultra para ser bueno. No se puede ser excelente en absolutamente todas las actividades de nustra vida, Habra siempre actividades para las cuales nuestro desempeño es excelente, buenos, regular y otras para las cuales es definitivamente bajo. Es así. Nuestro error es hace creer que podemos ser excelentes en TODO y eso simplemente es lo que genera un stress terrible y a la larga puede enfermarnos.

Mi propuesta de hoy es regresar al Simple way of  Life: Ver qué es lo que puedo simplificar en mi vida y en la de mi familia. Qué es necesario, cuales actividades queremos realizar verdaderamente y cuáles están de sobra. Cuales de mis expectativas son realistas y cuales son un bagaje que pesa demasiado?

Simplicidad es la palabra de hoy.


Saludos


Paloma